De los 78 edificios que hay en la Gran Vía, solo uno tiene uso residencial. El resto son hoteles, oficinas o apartamentos turísticos. En la calle más transitada de Madrid apenas resisten una veintena de vecinos, rodeados de neones, musicales y tiendas de lujo. Jalis y su equipo apatrullan este escaparate urbano para conocer a quienes aún viven allí, a pesar del ruido, de los precios y de un turismo que no para de crecer.
Pero cuando cae la noche y los visitantes regresan a sus habitaciones, la Gran Vía se llena de cartones, personas sin hogar y realidades invisibles.
Apatrullando se aleja del centro y recorre también los barrios del extrarradio, donde la pobreza, la exclusión y la delincuencia conviven cada día con quienes no salen en los mapas turísticos, pero también forman parte de esta ciudad.