‘Lazos de sangre’ analiza La maldición de los Ordóñez

‘Lazos de sangre’ analiza La maldición de los Ordóñez

‘Lazos de sangre’ indaga esta semana en ‘La maldición de los Ordoñez’. ¿Por qué pensaba Carmen Ordóñez que sobre su familia recaía una maldición? Es una de las preguntas de las que parte este documental cuando se cumplen 20 años de su muerte. El programa recordará la historia de una mujer que hechizaba con su mirada, una mujer que no dejó de acaparar titulares y que “vivió su vida a tope buscando la felicidad y el amor”, como recuerda su prima, Paola Dominguín.

Su nombre está ligado a una de las sagas más conocidas de nuestro país, los Ordóñez Dominguín. Hija de Antonio Ordóñez y de Carmen Dominguín y sobrina de Luis Miguel Dominguín, su infancia transcurrió entre algodones, protegida y siempre al lado de su inseparable hermana Belén, de su primo Miguel Bosé y de amigos de su padre como Orson Wells o Ernest Hemingway.  

Carmen, Carmuca en familia o Carmina en los medios, hizo suyas expresiones que permanecen en la memoria colectiva como “estoy divinamente” o “a mi plin, soy Ordóñez Dominguín”.

El documental repasa los momentos más felices de una vida repleta de glamour y de excesos. Desde su boda a los 17 años con el torero Francisco Rivera Paquirri, “su gran amor”, a su etapa marbellí o su época dorada en Marruecos al lado de su segundo marido, Julián Contreras.

Los recuerdos de su íntima amiga, Charo Vega, hablarán de esas heridas que dejaron en ella cicatrices imborrables, como la prematura muerte de su madre, víctima de un cáncer a los 54 años: “Es el palo más grande que me ha dado la vida”.

Ella, como predijo en tantas ocasiones, no llegó a los 50. Carmen Ordóñez fallecía el 23 de julio de 2004 repentinamente. Fue la empleada de hogar quien la encontró en la bañera. Tenía 49 años. Sus hijos, Francisco, Cayetano y Julián, no quisieron hacer públicos los resultados de la autopsia. Una muerte inesperada que conmocionó a la sociedad de la época y que recuerda para las cámaras de ‘Lazos de sangre’ Cayetano Martínez de Irujo. A Carmina se le rompió el corazón. Su padre, Antonio Ordóñez, había fallecido cinco años antes. Su hermana Belén la sobreviviría ocho años. “Probablemente mi madre era insalvable, médicamente era insalvable”, afirma Julián Contreras Junior.

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